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Meditar tu elemento con música

La meditación, en su forma más básica, implica el acto de enfocar la mente en un objeto específico, ya sea la respiración, una imagen mental, un mantra o una sensación física, con el objetivo de alcanzar un estado de claridad mental y paz interior. Sus orígenes se remontan a las antiguas civilizaciones de la India y China, donde se practicaba como un medio para el autoconocimiento, la conexión espiritual y el desarrollo personal.

En la India, la meditación tiene profundas raíces en las tradiciones espirituales del hinduismo y el budismo. Se cree que el hinduismo, una de las religiones más antiguas del mundo, incorporó prácticas meditativas en sus textos sagrados, como los Vedas y los Upanishads, que datan de hace más de 3.000 años. Por otro lado, el budismo, fundado por Siddhartha Gautama (Buda) en el siglo VI a.C., enfatiza la meditación como un medio para alcanzar la iluminación y liberarse del sufrimiento.

En China, la meditación se desarrolló dentro del contexto del taoísmo y el confucianismo. El taoísmo, una filosofía y religión china que se originó alrededor del siglo IV o III a.C., promueve la armonía con el Tao (el camino o la naturaleza) a través de prácticas como la meditación y el qigong. Por otro lado, el confucianismo, fundado por Confucio en el siglo V o VI a.C., adoptó la meditación como una forma de cultivar la sabiduría y la virtud.

A lo largo de los siglos, la práctica de la meditación ha evolucionado y se ha diversificado, adaptándose a diferentes contextos culturales, religiosos y filosóficos. Desde sus raíces en el hinduismo, el budismo, el taoísmo y el confucianismo, la meditación ha influido en numerosas tradiciones espirituales y filosóficas en todo el mundo.

En el ámbito religioso, diversas formas de meditación se han desarrollado dentro del cristianismo, el judaísmo, el islam, el sijismo y otras religiones, adaptándose a las creencias y prácticas de cada tradición. Por ejemplo, la meditación cristiana se basa en la contemplación de pasajes bíblicos o en la repetición de oraciones, mientras que la meditación en el sufismo islámico busca la unión con lo divino a través de la recitación de nombres sagrados.

Además, la meditación ha encontrado su lugar en contextos seculares, como la psicología y la ciencia, donde se ha investigado y aplicado como una herramienta para reducir el estrés, mejorar la salud mental y promover el bienestar emocional. En la actualidad, la meditación mindfulness, derivada de las enseñanzas budistas, ha ganado popularidad en Occidente como una práctica secular para cultivar la atención plena y la compasión.

Aprender a meditar es un viaje hacia lo más profundo de nosotros mismos, un camino hacia la sanación y la plenitud que no suele resultar fácil en un primer momento. Sin la paciencia o el acompañamiento adecuados, puede resultar frustrante y hacernos sentir que no es para uno o que uno no es para eso. Pero, como casi todo en la vida, lograr hacerlo correctamente toma su tiempo y requiere de mucha práctica.

Resulta imposible escindir la meditación de la respiración. Van de la mano, por lo que si buscamos adentrarnos en esta práctica, focalizarnos en la respiración puede hacernos el camino un poco más fácil, y, además, no sólo nos traerá al momento presente sino que también nos ayudará a no pensar en otra cosa más que en cómo el aire recorre nuestro cuerpo. Dicho esto, si a la respiración la combinamos con música, entonces lograremos añadir el ritmo que nos marque el tiempo para alcanzar una respiración pausada y acompasada.

La meditación con música es una práctica que nos permite reconectarnos con nosotros mismos, bajar el nivel de estímulos, enfocarnos sólo en la escucha y respirar, lo que puede resultar bastante más fácil para quienes recién se inician en la meditación.

La música tiene el poder de sanar. Cada sonido puede liberar emociones atrapadas y permitir que la energía fluya libremente. Podés sentir cómo tus preocupaciones se desvanecen, cómo tus miedos se disuelven en la melodía, dejando espacio para la esperanza y la alegría.

Al sumergirte en un estado de relajación, las notas musicales actúan como guías, llevándote suavemente a través de los paisajes de tu interior. A medida que al ejercicio lo vuelvas un hábito podrás sentir cómo el estrés y la tensión se desvanecen, dejando espacio para la calma y la paz, logrando un equilibrio que se sostiene en el tiempo luego de la práctica.

La meditación con música nos conecta al ritmo universal del universo, haciéndonos sentir parte de algo mucho más grande y poderoso que nosotros mismos. Y en ese todo, en esa energía que somos y que nos rodea podemos volver a conectar con la esencia primal de los cuatro elementos.

Para la astrología tradicional, el Sol nos marca el elemento que nos habita. Por lo que si somos de Aries, Leo o Sagitario, nos corresponderá el elemento FUEGO. Quienes hayan nacido con el Sol en Tauro, Virgo o Capricornio, tendrán elemento TIERRA. El elemento AIRE es de los signos de Géminis, Libra y Acuario, mientras que Cáncer, Escorpio y Piscis tienen su correspondencia elemental en el AGUA. Doce signos zodiacales distribuidos en cuatro elementos, formando tríadas que a su vez los clasifican en fijos, mutables y cardinales. Más allá de que cada signo tiene sus propias características, los elementos traerán un tono que será regidor para cada trio.


Conectamos – Relajamos – Respiramos – SanamosTe propongo un ejercicio lúdico: En base a cual sea tu signo, elegir el elemento que lo representa y escuchar el playlist que hemos creado especialmente para esta actividad.

TIERRA: Tauro, Virgo y Capricornio
AGUA: Cáncer, Escorpio y Piscis
FUEGO: Aries, Leo y Sagitario


AIRE: Géminis, Libra y Acuario

Imagina este escenario:
Un lugar tranquilo. Lo ideal seria un lugar que no tenga aferencias sonoras tanto del exterior como del interior.
Un lugar donde no te interrumpan. Donde puedas hacer una pausa del al menos 30 minutos.

Podes o bien apagar las luces o bajar la intensidad.

Cerra los ojos, pone alguno de los cuatro playlists que armamos exclucivamente para esta actividad y permitite re encontrarte con tu cuerpo, con tu piel, con tus sonidos y con la música que estas escuchando.

Respira pausadamente siguiendo el ritmo de la música.

Tierra

Fundamento y Estabilidad

Comencemos nuestro viaje con el elemento tierra, que representa la solidez y la estabilidad. En la meditación, conectarnos con la tierra ayuda a encontrar un sentido de arraigo y seguridad. La música que evoca la tierra puede incluir sonidos de tambores terrosos, flautas de madera o melodías que imitan el susurro de las hojas en el viento. Al sumergirnos en estas vibraciones, enraizamos, centramos y conectamos con la tierra misma, que brinda una sensación de calma y fortaleza.

Agua

Fluidez y Renovación

El siguiente elemento es el agua, que simboliza la fluidez, la adaptabilidad y la renovación. Al meditar con música que evoca el agua, como el sonido suave de las olas del mar, la lluvia o los arroyos que fluyen, nos sumergimos en un estado de relajación profunda. La música fluida ayuda a dejar ir las tensiones y a permitir que nuestras emociones fluyan libremente. Al sumergirnos en la melodía, nos permitimos fluir con la corriente de la vida, encontrando paz en la aceptación y la renovación constante.

Fuego

Pasión y Transformación

El elemento fuego trae energía, pasión y transformación. En la meditación, la música que encarna el fuego puede ser enérgica, con ritmos pulsantes o melodías dinámicas que inspiran a movernos y a sentir el calor interior. Los sonidos de tambores tribales, flautas ardientes o instrumentos de cuerda apasionados invitan a dejar atrás lo viejo y a abrazar la transformación. Al sintonizar con esta música, encendemos la llama de nuestra propia pasión interior y abrimos la posibilidad de cambio y crecimiento.

Aire

Libertad y Claridad

Finalmente, llegamos al elemento aire, que representa la libertad y la claridad mental. La música del aire puede ser ligera y etérea, sonidos de flautas celestiales y campanas que tintinean o voces susurrantes. Al meditar con esta música, nos elevamos por encima de las preocupaciones terrenales y encontramos una sensación de expansión y claridad. Nos permite liberar nuestras mentes de pensamientos negativos y encontrar la paz en el espacio abierto del presente.

Conectar Relajar Meditar Sanar

En resumen esta actividad de meditación y sanación con música en base a los cuatro elementos nos ofrece un camino hacia la relajación, hacia el registro de las sensaciones que nuestro cuerpo nos trae (olvidadas a veces por el trajin diario y los un mil problemas que nos atraviesan) y la potenciamos con una respiración pausada, profunda y conciente.
Asi, nos damos un espacio para nosotros mismos, sin interferencias, sin preocupaciones, asi sean 5, 10 o 15 minutos, es de extrema importancia actividades que remitan al registro corporal, a la respiración conciente y a la relajación.

Nunca es tarde para empezar, incluso con pequeñísimas acciones.

Esta puede ser una.

Te convidamos a realizarla, en el momento del dia que mas creas conveniente.

Ahí vamos!